Una fiesta más de Josemaría Escrivá, y yo no puedo negar el peso que tienen en mi vida sus enseñanzas. En especial: los valores de santificación del trabajo (a pesar de mis defectos y flojeras) y la vida de piedad diaria. Admiro la pasión del “Opus” por el trabajo bien hecho, por el estudio permanente, por el ser como decía San Ignacio: “contemplativos en la acción”, en especial: el trabajo y formación académica, por el apostolado de amistad, y por el cariño y buen gusto en todos sus espacios: especialmente sus templos. Tengo tantos amigos en el Opus Dei que gracias a Dios me enseñan y estiman día a día; y tengo la costumbre de rezar diariamente a San Josemaría. Hoy agradezco inmensamente a este santo, por los frutos de su carisma en Venezuela y en mi vida, encomendando a todos los miembros y obras de la hermosa institución de la Iglesia que fundó.
Imagen: San Josemaría en San Antonio de los Altos (Venezuela).
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