Desempeñar con amor a Dios y a los demás las acciones diarias: en esto consiste el secreto de la santidad a la que Dios llama a los cristianos que viven y trabajan en medio de las realidades temporales.
Siendo el Amor por esencia, nuestro Dios no es un Ser solitario, encerrado en una lejanía trascendente, ajeno a las preocupaciones de los hombres. Dios es trinidad de Personas, tan unidas y compenetradas que son un solo y único Dios. "Esta revelación de Dios se delineó plenamente en el Nuevo Testamento, gracias a la palabra de Cristo. Jesús nos manifestó el rostro de Dios, uno en esencia y trino en personas: Dios es amor, Amor Padre, Amor Hijo y Amor Espíritu Santo" (Benedicto XVI, Homilía en la fiesta de la Santísima Trinidad, 18-V-2008)
(Javier Echevarría, Carta del Prelado del Opus Dei, junio de 2009)
Siendo el Amor por esencia, nuestro Dios no es un Ser solitario, encerrado en una lejanía trascendente, ajeno a las preocupaciones de los hombres. Dios es trinidad de Personas, tan unidas y compenetradas que son un solo y único Dios. "Esta revelación de Dios se delineó plenamente en el Nuevo Testamento, gracias a la palabra de Cristo. Jesús nos manifestó el rostro de Dios, uno en esencia y trino en personas: Dios es amor, Amor Padre, Amor Hijo y Amor Espíritu Santo" (Benedicto XVI, Homilía en la fiesta de la Santísima Trinidad, 18-V-2008)
(Javier Echevarría, Carta del Prelado del Opus Dei, junio de 2009)
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