viernes, 1 de enero de 2016

¿Cómo explicarle a los protestantes nuestro amor por la Virgen María?


La homilía del Papa ayer  en la solemnidad de María Santa Madre de Dios me ha ayudado a dar respuesta al recordarnos:

Por tanto, no es la historia la que decide el nacimiento de Cristo; es más bien su venida en el mundo la que permite a la historia alcanzar su plenitud. Por esta razón, el nacimiento del Hijo de Dios señala el comienzo de una nueva era en la que se cumple la antigua promesa.

(…) La plenitud de los tiempos es, pues, la presencia en nuestra historia del mismo Dios en persona. Ahora podemos ver su gloria que resplandece en la pobreza de un establo, y ser animados y sostenidos por su Verbo que se ha hecho «pequeño» en un niño. Gracias a él, nuestro tiempo encuentra su plenitud. También nuestro tiempo personal encontrará su plenitud en el encuentro con Jesucristo, Dios hecho hombre.  



(...) Al comienzo de un nuevo año, la Iglesia nos hace contemplar la Maternidad de María como símbolo de la paz. La promesa antigua se cumple en su persona. Ella ha creído en las palabras del ángel, ha concebido al Hijo, se ha convertido en la Madre del Señor.
A través de ella, a través de su 'sí', ha llegado la plenitud de los tiempos. El Evangelio que hemos escuchado dice: 'Conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón'.

Bienaventurada eres tú, María, porque has dado al mundo al Hijo de Dios; pero todavía más dichosa por haber creído en él. Llena de fe has concebido a Jesús antes en tu corazón que en tu seno, para hacerte Madre de todos los creyentes (cf. San Agustín, Sermón 215, 4).

La respuesta está en que María es Madre de Dios, es ejemplo de Fe, gracias a su libre decisión tenemos a Jesús. Es imposible no amarla, venerarla y pedir sus intercesión. 

Profeballa 

Nota: esperamos que este nuevo año retome este blog.  

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