Venezuela: un país quebrado moralmente (la prueba: asalto en plena misa)

Noticia tomada de noticias24.

Un hecho sin precedentes en el récord delincuencial en Carabobo ocurrió este domingo último, en la misa de las seis de la Iglesia La Inmaculada, de la avenida Bolívar Norte, donde un trío de asaltantes entró y sometió a los presentes, amenazando de muerte a monseñor Jairo Villamizar, cuando se disponía a celebrar el acto de la comunión.

Aproximadamente quince minutos antes de concluir la celebración eclesiástica, se presentaron en el templo tres sujetos portando armas de fuego.

“Los hombres sometieron a los monaguillos que estaban cuidando en el portón de la iglesia; cerraron y entraron al templo, y también trancaron las puertas. Uno de ellos caminó por el pasillo central y llegó al altar donde estaba monseñor Villamizar, y lo tomó por el cuello, colocándole un arma de fuego”, declaró en la redacción de El Carabobeño Juan Carlos Quintero, coordinador de la iglesia La Inmaculada, acompañado por el rector, monseñor Jairo Villamizar.

Trascendió que este mismo delincuente tomó el micrófono del altar y dijo a los feligreses que se despojaran de todas sus pertenencias, o de lo contrario mataría al sacerdote.
Eran unas cincuenta o sesenta personas que durante varios minutos vivieron este domingo una experiencia atroz, que inmoviliza y extenúa cualquier otro acto que engrose las listas de asaltos y violaciones, no sólo a la vida humana, sino también de la paz espiritual que todo creyente busca en la palabra de Dios.

Según testigos, los ladrones tuvieron que saltar la reja que se encontraba cerrada por ellos mismos, y en la parte de afuera los estaba esperando un vehículo en el que escaparon. Cuando llegó la policía era demasiado tarde, ya que habían transcurrido como treinta minutos.
“Hasta los mismos policías del Cicpc Las Acacias, quedaron alarmados cuando se enteraron de lo sucedido, ya que esto son los extremos, estamos viviendo una delincuencia desatada de hombres armados, que no tienen ni siquiera el más mínimo respeto por la Casa de Dios, a donde la feligresía va a orar; ni por el altar donde el sacerdote celebra la comunión de Jesucristo”, precisó.

Basyl Macías - Redacta (El Carabobeño)