lunes, 8 de agosto de 2005

Mi primer artículo sobre tema religioso: "Prioridades del Sacerdocio" publicado en 1997 en "La Religión"


Autor: Carlos Balladares
Pulicado en la edición impresa de: La Religión el 23 de septiembre de 1997.

Prioridades del Sacerdocio

Escrito el 12 de agosto de 1997.

Los sacerdotes, en momentos de ceguera y sordera social, realizan el papel de la voz que clama en el desierto (Mt. 3,4), como Juan el Bautista. Ciertamente, el "cura" debe alertar ante las consecuencias del pecado en lo que se refiere a las injusticias y a la violación de la dignidad de la persona humana, pero no puede abandonar su actividad fundamental, primero como cristiano ("llamado a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad" LG 40), y segundo como cura de almas.

Los Párrocos y Obispos que toman partido por una candidatura determinada ofrecen un triste espectáculo. Sacerdotes que abandonan su tarea fundamental: el cuidado espiritual de los fieles, por dedicarse a la retórica y al proselitismo político, es una falta lamentable. ¿Por qué sucede esto? -nos preguntamos-, la respuesta se encuentra en la pérdida de la virtud del orden, del orden de los valores y las prioridades que rigen nuestra conducta diaria. Hablo en plural (rigen), porque esta pérdida de una jerraquía de valores se da en el hombre del mundo contemporáneo, por lo cual todos somos víctimas de este fenómeno. 

Todo cristiano debe tener el siguiente orden de prioridades en lo relacionado a su conducta: oración, mortificación y acción (J.E.B., Camino, N 82). Oración: diálogo diario, trato constante con nuestro creador, con nuestro Padre celestial; mortificación: llevar nuestra cruz diaria, que no es más que negar nuestro amor propio; acción: toda labor que realizamos libremente por el bien de los hombres y  el bien particular. Al sacerdote se le suman las siguientes prioridades: administrar los sacramentos, formación y cuidado espiritual de sus fieles, promoción de la actividad social y política desde una perspectiva cristiana y, por último, la denuncia de las faltas a la ética. 

El sacerdote debe lograr el cambio social al colaborar con la santificación de los hombres, debe comprender que el origen de toda injusticia está en el pecado y que éste logra ser arrancado del alma por medio de la práctica de los sacramentos. Lamentablemente, parte del clero parece no creer en esto, un ejemplo de ello es el poco tiempo que le dedican a la Confesión, debido a que muchos sacerdotes no les gusta sentarse en un confesionario y pasar un buen rato en ese sitio. La respuesta, o el justificativo, es que el Párroco se encuentra muy ocupado en labores administrativas o por su asistencia a las reuniones de vecinos y demás grupos. No considero que estas funciones burocráticas sean dejadas de lado, pero sí creo que el Párroco debe saber solicitar y obtener la ayuda de los laicos con el fin de liberarlo de dicha tarea y facilitarle su acción pastoral.

Estoy seguro que un sacerdote que posea este orden de prioridades será escuchado con mayor atención, de la manera que es escuchada toda persona que cumpla su trabajo con esmero y organización. Todo Párroco debe esforzarse porque los miembros de su Iglesia local sean cada día mejores cristianos, motivándolos a cambiar, a cristianizar las estructuras temporales. Tengo la firme creencia de que es esta la manera en que el clero colabora en la construcción de la Civilización del Amor.

jueves, 4 de agosto de 2005

El Santo Cura de Ars: nada de ciencia mucho de sabiduría

Hoy sí Señor estoy cumpliendo mi plan para vacaciones, algo me he distraído, pero estoy leyendo, estoy formándome en estos tiempos de descanso para después en septiembre cuando todo comience estar más preparado. He pensado mucho, en medio del estudio, en el Santo Cura de Ars: Juan Vianey (1776-1859) al ser hoy su día, y más aún por ser ejemplo de cómo la oración y el sacrificio pueden cambiar situaciones en las que domina la maldad. Señor ayúdame a ser como él, confiando sólo en Ti y no en mis poquísimos conocimientos y habilidades.

El cura de Ars se llama así porque le dedicó al pueblito de Ars en Francia toda su vida, haciendo de este un lugar distinto al que era cuando lo designaron como párroco. Yo no sabía nada de este santo hasta que mis amigos del Opus - hace ya diez años - me hablaron de él como una persona de poca inteligencia pero que fue un instrumento de Dios para la santificación de mucha gente, es decir: el curita nos sirve de inspiración para luchar por ser santos a pesar de los muchos defectos que tengamos, a pesar de que no tengamos la aptitud (las habilidades, virtudes y condiciones) para ayudar a los demás tanto en lo espiritual como en lo material. Podría decirse que la historia San Juan Vianey es la historia de la “multiplicación de los panes” del Evangelio del domingo pasado pero en el mero plano espiritual. Este santo también es modelo de lo que deben ser los sacerdotes, los párrocos: ser almas de oración y jamás descuidar la misa y sobretodo LA CONFESIÓN. La cura de almas por medio de este sacramento era el don más grande que tenía, confesaba entre 12 y 16 horas diarias porque su fama era tal que la gente hacía cola para hablar con él, e incluso fijaban citas para ser atendidos en varios días. Imagino un pueblito francés de tan solo 400 habitantes recibiendo miles de personas para sólo estar unos minutos con un curita que fue sacerdote de milagro, ya que no pasaba sus exámenes para ordenarse. Muchas veces al pensar en la confesión pienso a la vez como hoy las consultas con los psiquiatras han crecido en los países desarrollados y también en los no tan desarrollados...me digo: ¿por qué no hablan con un cura bueno? Es gratis y seguro que encontrarán la paz, y de ser católicos saben bien que se gana mucho más que la tranquilidad mental, se gana la conciencia, se gana el cielo.

miércoles, 3 de agosto de 2005

Sobre la naturaleza de mis escritos

Ayer cometí mi primera novatada y me salió repetido el escrito, he tratado de borrarlo pero no he aprendido a hacerlo...poco a poco aprenderé para hacer de este blog algo decente y agradable a la lectura. Otro aspecto que quería aclarar es que no es cierto que haya pocos blogs religiosos, en inglés parece que hay muchos; pero en español no he conseguido hasta ahora ninguno como el mío, es decir, a modo de diario, de meditación diaria, de narración del caminar hacia Dios. En todo caso soy nuevo en esto, vamos poco a poco, pero lo mejor de todo es que es algo que me ilusiona.

La idea de mis escritos no es nueva en la Iglesia, muchos santos han hecho diarios espirituales, los mejores ejemplos son: San Agustín de Hipona (354-430) con Las Confesiones, Santa Teresita de Lisieux (1873-1897) con Historia de un alma o Santa Teresa de Ávila (1515-1582) con El libro de la vida; pero con una diferencia y es que YO NO SOY SANTO - eso es una realidad comprobable -, pero...Dios sabe que lo deseo, que: ¡QUIERO SER SANTO! Y con ser santo me refiero a buscar a Dios para conocerlo y amarlo, para seguirlo e imitarlo. Muchas veces cuando me confieso y veo lo difícil que es el seguimiento de Dios, una idea se mantiene en mi mente: aunque caiga mil veces, aunque el mundo me diga que estoy equivocado, aunque mi propio razonamiento me diga que es imposible ser santo porque mi naturaleza humana se niega a ello; me repito: DEBO SEGUIR BUSCÁNDOLO, pero sobretodo DEBO SEGUIR AMÁNDOLO. Ese es el centro de esta narración, ese es el centro de mi vida.

Profeballa 

lunes, 1 de agosto de 2005

Mi comentario al Evangelio dominical: Domingo XVIII del T. O. (31 de julio de 2005)

Desde el domingo 31 de julio me propuse comentar el Evangelio dominical con el fin de hacer vida lo me propone Jesús cada domingo. Aquí va un tanto retrasado.

Domingo XVIII del T. O. (31 de julio de 2005)
Mateo (14,13-21)En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer». Dícenle ellos: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces». Él dijo: «Traédmelos acá». Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes doce canastos llenos. Y los que habían comido eran unos cinco mil hombres, sino contar mujeres y niños.

Hoy en el Evangelio del día (Mateo14,13-21) se nos narra la multiplicación de los panes, el cual es el milagro que he visto con mayor frecuencia en mi vida como cristiano, y en la vida de muchos cristianos que he tenido la suerte de conocer. Es el milagro de cómo la disposición a resolver el problema de las carencias, se soluciona de manera misteriosa cuando ponemos de nuestra parte haciendo amorosos sacrificios. Es la esencia del cristianismo condensado en un pasaje de la vida de Jesús: Dios se preocupa por nuestras necesidades vitales (salud, comida, ropa, vivienda, familia) y las satisface siempre y cuando estemos dispuestos a sacrificar nuestro esfuerzo (el trabajo) por los demás (solidaridad) imitándolo a él que es Amor. Me gusta ver a Jesús preocupado por lo terrenal: las necesidades del hombre, me recuerda constantemente que la religión no es sólo mirar al Cielo, es un mirar al Cielo en medio de la Tierra, se podría decir que es un llegar a lo Eterno a través de nuestra vida en el Tiempo. Este pasaje me hace pensar en la preocupación del cristiano por la justicia, la cual sólo se puede resolver por la CARIDAD, nunca por la venganza, por el rencor, por el robo, por la violencia. El cristiano no es una persona que mira el cielo despreocupada de lo que pasa en al tierra, el cristiano no puede ver las injusticias en especial las relativas a las necesidades más vitales como la alimentación y quedarse en silencio y de brazos cruzadas. El cristiano es una mujer y es un hombre de acción, en especial la acción que busca la justicia calmando el hambre y resolviendo las causas del hambre. Es por ello que el cristiano no puede ser indiferente a la política, y mucho menos cuando esta se ha vaciado de moralidad y más aún de caridad.

Al caminar por mi ciudad (la Caracas del 2005) todos los días me topo con un ejército de mendigos que cada día crecen y crecen...me angustio...y recuerdo el Evangelio de hoy cuando Jesús les dice a sus apóstoles: «¡Dadles vosotros de comer!». Mi mano así entra al bolsillo muchas veces en busca de dinero, o compro algo y les doy de comer, pero Señor son tantos...y yo también soy pobre: «¡No tenemos más que cinco panes y dos peces!», pero Dios vuelve a hacer el milagro hoy, la sonrisa que me regala el mendigo al saciar su hambre es esa misteriosa multiplicación de los panes, y no lo vemos pero cuando esa comida es guardada por el necesitado y llevada a otros como él que tienen hambre ¿acaso no se repetirá el milagro otra vez y muchos quedarán satisfechos?, y en nuestras vidas...¿acaso lo que sacrificamos por el que nos pide no se multiplica luego en nuestro trabajo, en nuestras casas; en el momento que pedimos salud, logros, y amor?. Es en ese momento que se multiplican los panes de nuestra caridad.

Hoy conmemoramos el día de San Ignacio de Loyola fundador de la Compañía de Jesús, la cual ha dado tantos frutos de evangelización y conversión por medio de la palabra, el ejemplo, y la promoción y lucha por la justicia. En lo personal tengo un cariño especial por los jesuitas al trabajar como profesor en la Universidad Católica Andrés Bello y poseer muchos amigos dentro de la Compañía, pero en especial por compartir y vivir la espiritualidad ignaciana que se podría traducir en la forma en que han evangelizado y siguen evangelizando hoy en día que no es más que “exaltar la gloria de Dios en la gloria del hombre. Buscan a los hombres en su infinita diversidad (seres, grupos, culturas, etnias, etc). Han buscado ser “todo en todos” (LACOUTURE. Jean. 1991. Jesuitas).

Los Jesuitas han sido muy marianos como toda la Iglesia que se fortaleció en la oración y la eucaristía junto a María: la Madre de Dios, de Cristo, Nuestra Madre. Ella fue la que impulsó a Nuestro Señor a hacer su primer milagro y fue un milagro que satisfacía una necesidad vital, pero no eran panes los que se multiplicaron esa vez, sino el vino para celebrar las bodas de Canaan y lograr así poder saciar nuestra sed de celebración, de alegría y de fiesta por la creación de una nueva familia. Pidámosle a la Virgen que siga moviéndonos a celebrar, a rezar, a seguir a su Hijo. Amén.

El primer día (mi primer post)

La idea de escribir un blog sobre temas religiosos me genera ideas encontradas (preguntas y dudas) sobre el sentido de narrar y compartir con algunas personas el caminar de un caraqueño hacia la fe en medio de un mundo cada día menos religioso. Si hacemos varios clic sobre los blogs y leemos su contenido, estos nos expresan un rechazo a la religión o a lo que se le parezca. Es posible que mi deseo para muchos sea algo anacrónico (la frase de siempre es el ser algo anticuado o medieal), pero tengo la certeza de mi anhelo de Dios, y que ese anhelo en mi caso es un seguimiento a Jesucristo dentro de la Iglesia Católica. Soy un ser humano con ansias de Dios, y esa búsqueda del Absoluto se da en medio de las dificultades que representa el siglo XXI y un país subdesarrollado como Venezuela.

Ese “caminar” hacia Dios lo mostraré con mis pensamientos, mis acciones, mi compartir con los demás, y sobretodo con una experiencia religiosa que abarca todos los momentos de mi vida. Es un intento de sinceridad en que la verdad no será ocultada porque estamos convencidos que “la verdad nos hará libres” tal como no los dijo el Señor. Al final la religión se resume en dos palabras, en dos búsquedas, que son la de la Verdad y el Amor que son el mismo Dios.

Profeballa 

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