Para variar no he cumplido la meta de escribir un post todos los lunes y debo todos los relativos a mi lectura de la biografía de Ratzinger. Pero ahora me he propuesto aunque sea un párrafo todos los lunes. Caer y volver a levantarse. Soñar y si no se logra la meta propuesta, reformularla de manera realista. Pero nunca dejar de luchar.
Al finalizar la biografía de Ratzinger me he puesto a leer, gracias a la página del Opus Dei, los diversos discursos del Papa en su viaje a México (12-18 de febrero de 2016). El Papa se centra en su prédica sobre el año de la Misericordia, siempre está en sus palabras. Recordarnos que Dios nos ama "más allá de nuestros méritos" (En vísperas de su viaje apostólico a México, 07-II-2016) y que por ello nos perdona siempre.
Al inicio del viaje se vivió una gran alegría: la escala en la Habana para el encuentro entre el Papa y el Patriarca de Moscú, un nuevo puente para el acercamiento definitivo entre los cristianos católicos y ortodoxos que tienen mil años de separación. Resaltando en su declaración conjunta lo que nos une y buscando la cooperación en la defensa de los cristianos perseguidos en todo el mundo. Se señala que los mártires "son la clave para la unidad" (Nº 12), y se propone nunca justificar actos criminales con consignas religiosas ¡es algo inaceptable! (Nª 13).
(Continuará).
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