viernes, 4 de junio de 2010

¿Cómo debe comportarse un cristiano en política?

La Iglesia se concentra particularmente en educar a los discípulos de Cristo, para que sean cada vez más testigos de su Presencia, en todas partes. Toda a los fieles laicos mostrar concretamente en la vida personal y familiar, en la vida social, cultural y política, que la fe permite leer de una forma nueva y profunda la realidad y transformarla; que la esperanza cristiana alarga el horizonte limitado del hombre y le proyecta hacia la verdadera altitud de su ser, hacia Dios; que la caridad en la verdad es la fuerza más eficaz capaz de cambiar el mundo; que el Evangelio es garantía de libertad y mensaje de liberación; que los principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia – como la dignidad de la persona humana, la subsidiariedad y la solidaridad – son de gran actualidad y valor para la promoción de nuevas vías de desarrollo al servicio de todo el hombre y de todos los hombres. Compete también a los fieles laicos participar activamente en la vida política, de modo siempre coherente con las enseñanzas de la Iglesia, compartiendo razones bien fundadas y grandes ideales en la dialéctica democrática y en la búsqueda de un amplio consenso con todos aquellos a quienes importa la defensa de la vida y de la libertad, la custodia de la verdad y del bien de la familia, la solidaridad con los necesitados y la búsqueda necesaria del bien común. Los cristianos no buscan la hegemonía política o cultural, sino, allí donde se comprometen, son movidos por a certeza de que Cristo es la piedra angular de toda construcción humana (cfr Congr. para la Doctrina de la Fe, Nota Doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y al comportamiento de los católicos en la vida política, 24 nov. 2002).
(Benedicto XVI, Discurso a los miembros del Consejo Pontificio para los Laicos con motivo de la celebración de su XXIV Asamblea Plenaria: “Testigos de Cristo en la comunidad política”, 21-V-2010).

Me gusta este principio de llevar a Cristo a todas las realidades con nuestro ejemplo de vida. Creo que es lo que más me cuesta y lo que más me preocupa: ¿Ven en mí a un cristiano?. Tener claro los principios de la DSI: la dignidad de la persona humana, la subsidiariedad y la solidaridad. Debemos buscar además EL CONSENSO, en especial con los que anhelan la defensa de la vida y de la libertad, la custodia de la verdad y del bien de la familia, la solidaridad con los necesitados y la búsqueda necesaria del bien común. Y para finalizar con broche de oro: Los cristianos no buscan la hegemonía política o cultural. ¡Maravilloso!. Somos democráticos, somos tolerantes, somos pacientes, somos humildes. Nos vemos como parte de una sociedad donde somos uno más, y no queremos DICTADURAS NI TOTALITARISMOS DE NINGÚN TIPO, NI SIQUIERA EL RELIGIOSO. Pero esta tolerancia cristiana no significa que debemos buscar principios comunes tal como señala el Papa a continuación.

La difusión de un confuso relativismo cultural y de un individualismo utilitarista y hedonista debilita la democracia y favorece el dominio de los poderes fuertes. Hay que recuperar y revigorizar una auténtica sabiduría política; ser exigentes en lo que se refiere a la propia competencia; servirse críticamente de las investigaciones de las ciencias humanas; afrontar la realidad en todos sus aspectos, yendo más allá de todo reduccionismo ideológico o pretensión utópica; mostrarse abiertos a todo verdadero diálogo y colaboración, teniendo presente que la política es también un complejo arte de equilibrio entre ideales e intereses, pero sin olvidar nunca que la contribución de los cristianos es decisiva sólo si la inteligencia de la fe se convierte en inteligencia de la realidad, clave de juicio y de transformación. Es necesaria una verdadera “revolución del amor”. (Benedicto XVI, Discurso a los miembros del Consejo Pontificio para los Laicos con motivo de la celebración de su XXIV Asamblea Plenaria: “Testigos de Cristo en la comunidad política”, 21-V-2010).

¿Cómo combatir el relativismo? ¿Cómo construir bases sólidas en la Verdad sin ser intolerante?.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me preocupa mucho la actuación del Presidente del Congreso de mi país, España.

El señor José Bono, militante destacardo del Partido Socialista (hoy en el poder y por ese motivo presidente del Congreso) presume de su condición de católico. No es que lo sea, sino que hace pública su condición de católico. Por cierto, eso le hace 'raro' en su partido.

Sin embargo, el señor Bono no duda a la hora de votar (y defender públicamente) a favor de la legislación que amplía aún más la posibilidad de realizar abortos (absoluta libertad tras el último cambio), equiparar las uniones entre homosexuales al matrimonio, votar a favor de reducir la ayuda al desarrollo pero no a los partidos políticos y sindicatos por poner algunos ejemplos.

El último punto es que hoy (19 de julio) anuncia públicamente que se separa de su esposa.

¿Cuál es el problema? La imagen que se transmite a muchas personas escasamente formadas: los católicos pueden aceptar el aborto, las separaciones matrimoniales, etc. etc. Muchos medios insisten que es sólo la jerarquía de la Iglesia la que no permite ir con los tiempos que corren, con la sociedad, etc.

Además de rezar por él ¿qué se debe hacer?

Profeballa dijo...

Es difícil para cualquier ser humano dar ejemplo, y cumplir los principios que de palabra defiende. No soy yo para juzgar a cualquier persona. El deber ser, no sólo de católicos, sino de todo ser humano es ser auténtico, pero... No es fácil. Lo cual no quiere decir que se debe luchar por ello.

Hay que seguirla regla cristiana de hablar con dicha persona en privada, luego en comunidad, pero siempre con caridad.

No es un tema fácil.

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