Señor hoy regresé de la Luna de Miel (5 días) en un club de playa (a 65 kms de mi casa), y se cumple una semana de haberme casado el sábado 12 de mayo. Gracias a Tu bondad todo quedó perfecto. En mis oraciones de la playa te lo he contado, te pido perdón porque sigo dejado con la oración, el rosario y toda mi vida de piedad. Desde enero mi esposa y yo hicimos un gran esfuerzo para que se diera nuestra boda, fueron cinco meses Señor en que C. con sus libretitas todo lo anotaba y todo lo iba haciendo en un cronograma perfectamente sincronizado, y gracias a esa maestría administrativa: todo salió bien, y gracias a que alejaste todo posible inconveniente: retrasos, lluvia (un día bello fue), problemas; nada de eso, todo lo dispusiste para que se diera en un ambiente de alegría y paz. Las palabras del cura (un verdadero santo) fueron de una inmensa profundidad y ternura (los cuatro principios para mantener vivo el matrimonio: 1. que no pase un día sin una novedad, un detalle de amor; 2. que vivamos la caridad siempre entre nosotros y con los demás; 3. que nos perdonemos que no nos vayamos a dormir sin haber solucionado las discusiones que tengamos; y 4. que nuestro amor sea una oración, esté impregnada de fe, de esperanza; y al final de nuestras vidas poder decir como Mark Twain “allí dónde está mi espos@ allí es el paraíso”), fueron absorbidas por mí. El video que hicimos no quedó bien, pero algo quedó de ese día. Todos mis familiares y amigos fueron muy amables con su presencia, amistad, y regalos. Recuerdo el día de la boda que me tenía tan preocupado y que todo al final salió bien, me gustaría volver y revivirlo todo, porque fue maravilloso. Gracias Señor, gracias por escuchar mis oraciones y la de todos mis familiares y amigos, en especial los que leen este blog (tan abandonado en estos tiempos de boda).